martes, 18 de septiembre de 2012

Nazismo

El nazismo alemán
La llegada al poder de Hitler en 1933, a través de las urnas, arruinó la experiencia democrática de Weimar y supuso la implantación de un Estado totalitario basado en una dictadura personal. Las repercusiones a nivel internacional fueron enormes. En los años treinta Alemania emprendió una política de rearme en una estrategia agresiva y expansionista que condujo a la Segunda Guerra Mundial.
Símbolo nazi: águila con la esvástica
El nazismo no puede entenderse sin la figura de Adolf Hitler (1889-1945), su máximo representante e ideólogo. Hijo de un funcionario austríaco de aduanas, su verdadera pasión de juventud fue la pintura. Se trasladó a Viena con el fin de ingresar en la Academia de Bellas Artes, pero fue suspendido en el examen de ingreso.
Adolf Hitler. Ampliar imagen
Adolf Hitler
Hitler en ambiente familiar, con Eva Braun. Clip sin subtitulos y con música
Pintura de Adolf Hitler. Patio de la antigua residencia en Munich. 1914. Ampliar imagen
Pintura de Hitler
Su estancia en la capital del Imperio Austríaco transcurrió entre penurias económicas. En 1913 la abandonó y se trasladó a la ciudad alemana de Munich. Por aquel entonces ya tenía profundamente arraigados sus ideales.
La I Guerra Mundial le sorprendió en Alemania en cuyo ejército se enroló como voluntario. Por su arrojo obtuvo varias condecoraciones y fue herido en 1916.
La derrota alemana le causó una profunda consternación y responsabilizó de ella a los políticos socialistas, comunistas y judíos quienes, según él, habían asestado desde la retaguardia una “puñalada por la espalda” al valeroso ejército alemán. Consideró la firma del Tratado de Versalles como una humillación inaceptable y se impuso la tarea de devolver a Alemania su papel de potencia respetada y temida en el mundo.
Cartel nazi de 1930. Representa a una espada que aniquila una  serpiente con el símbolo de la estrella de David en la cabeza. El cuerpo representa los males que aquejan a Alemania:  Versalles, Locarno, bolchevismo, marxismo, corrupción, etc. Ampliar imagen
Los males de Alemania
En 1919 Hitler se afilió al pequeño Partido de los Trabajadores Alemanes. Un año más tarde esta formación adoptó el nombre de Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores (Nationalsozialistiche Deutsche Arbeiter-Partei), cuyas siglas fueron NSDAP, más conocido por "Partido Nazi". Texto. El programa del Partido Nazi. 1920
Cartel de los años 30 representando a un SA. Ampliar imagen
Cartel. SA
Desfile de las SA en una concentración nazi
Se trataba de un grupo de carácter radical que empleó como organización de choque a las SA (Sturm Abteilung) o “sección de asalto”, cuya dirección fue encomendada a E. Röhm. Éste junto a otros jerarcas como Goering, Strassner y Rudolf Hess, constituyeron el primitivo núcleo organizativo del joven partido.

Los orígenes del nazismo
En 1923 el Partido Nazi celebró su primer congreso, para entonces contaba con aproximadamente 20.000 militantes. Ese mismo año tuvo lugar la invasión franco-belga de la región alemana del Ruhr, en teoría para salvaguardar el pago de determinadas partidas de reparación de guerra que Alemania había dejado de cumplir.
El nacionalismo alemán, exacerbado por el gobierno, desencadenó una oleada de protestas y sabotajes contra los ocupantes.
El Estado se comprometió a indemnizar a los afectados por la invasión, recurriendo para ello la emisión de abundante papel moneda, originando una HIPERINFLACIÓN que hundió la economía alemana, empobreciendo a amplios sectores de la población, en un clima de enorme malestar social. Texto. Llamamiento del gobierno alemán al cese de la resistencia pasiva ante la invasión franco-belga del Ruhr
Tropas franco-belgas entran en la región alemana del Rhur, la más industrializada del país para resarcirse de las indemnizaciones acordadas en el Tratado de Versalles y que habían dejado de percibir. Ampliar imagen
Invasión del Rhur
Implicados en el Putsch de Munich. Destacan Hitler y el general Ludendorff, que fue declarado inocente en el juicio contra los rebeldes. Ampliar imagen
Implicados en el Putsch de Munich
La coyuntura fue aprovechada por Hitler para intentar conquistar el poder. El 8 de noviembre de 1923 ensayó un golpe de Estado en Munich, capital de la región de Baviera ("Putsch de Munich") con la intención de imponer al veterano general Ludendorff como dictador y destruir la legalidad republicana.
El 9 de noviembre, una manifestación de varios miles de nazis que discurría por las calles de Munich fue destruida por las fuerzas del orden, con lo que la rebelión fue abortada. De haber triunfado, hubiese permitido a Hitler avanzar sobre Berlín, tal y como Mussolini lo había hecho meses antes con su "Marcha sobre Roma".
Putsch de Munich. Manifestación en la que aparecen, entre otros, los jerarcas nazis Himmler y Hess. Ampliar imagen
Barricadas en las calles de Munich
Hitler tras el putsch de Munich. Amplair imagen
Hitler tras el Putsch
Putsch de Munich. Idioma: inglés
Sin embargo, la intentona golpista fracasó y Hitler fue juzgado y condenado a 5 años de cárcel (de los cuales solo cumpliría 9 meses). No obstante, el juicio fue aprovechado para prestigiar su figura que surgió ante los ojos de muchos alemanes como la de un héroe defensor de la patria frente a los “corruptos políticos republicanos”.
Fue durante esa estancia en prisión cuando escribió el libro "Mein kampf" (Mi lucha), publicado en 1925, donde expresaba los fundamentos de su ideología: antisemitismo visceral, anticomunismo y antiliberalismo.
Cartel donde se anuncia la venta de 4 millones de ejemplares de Mein Kampf. 1938. Ampliar imagen
Mein Kampf
El fracaso del Putsch de Munich llevó a Hitler a la convicción de que el poder había de ser conquistado mediante la legalidad, es decir, a través de la vía parlamentaria.

Nazismo. La toma del poder
En las elecciones de mayo de 1928 los nazis tan solo obtuvieron 12 escaños en el Parlamento, en tanto que la izquierda alcanzaba un claro triunfo. Meses más tarde se producía el crac de la Bolsa de Nueva York, de dramáticas consecuencias para Alemania. La crisis económica y social dio oxígeno a los nazis. Ambiente previo a la celebración del III Congreso del Partido Nazi. Nuremberg, 1927
En las elecciones de 1930 el Partido Nacionalsocialista contabilizó 107 diputados que representaban a casi 6,5 millones de votos (18% del electorado), lo que significaba su primer gran éxito en las urnas. Frente a ellos, 4,5 millones de votantes otorgaron su confianza a los comunistas que situaron 77 diputados en el Parlamento. La polarización de la vida política alemana era ya un hecho. Parada nazi celebrada en 1931
Cartel electoral nazi para las elecciones al Parlamento. Julio de 1932. Ampliar imagen
Cartel electoral
El camino del Hitler hacia el poder.  Idioma: inglés
La imposibilidad de formar un gobierno estable llevó a la celebración de otras elecciones, esta vez en julio de 1932. Los resultados fueron aún más alentadores para los nazis, pues el NSDASP consiguió 230 diputados, alcanzando la mayoría (no absoluta) del Parlamento. Ascenso y toma del poder. Idioma: inglés
La negativa del presidente Hindenburg a nombrar jefe de gobierno a Hitler, forzó a una nueva convocatoria electoral. Esta vez los nazis obtuvieron 196 diputados y el presidente de la República invistió canciller a Hitler y le encargó la formación de un gobierno.
El presidente Hindenburg comparte coche con Hitler. Ampliar imagen
Hindenburg y Hitler
Primer gobierno (de coalición) dirigido por Hitler. Ampliar imagen
Gobierno de coalición
El nuevo gabinete se configuró como una coalición de partidos de centro-derecha, con el apoyo de las fuerzas armadas (Von Papen, Hugenberg, Blomberg, etc). La razón de esa asociación radicó en que el Partido Nazi carecía de mayoría suficiente para gobernar en solitario.
En esta ocasión solo dos ministros, Frick (Interior) y Göring (Sin cartera) fueron nazis, el resto pertenecía a otras formaciones políticas.
Tras formar gobierno, Hitler convocó nuevos comicios. Días antes de su celebración, el edificio del Parlamento alemán, el Reichstag, fue objeto de un intencionado incendio que lo destruyó (febrero de 1933).
El edificio del Reichst ardiendo. Ampliar imagen
El edificio del Reichstag ardiendo
Incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933). Idioma: inglés
Hitler aprovechó la ocasión para responsabilizar del acto a los comunistas y socialistas por lo que, mediante el Decreto para la protección del pueblo y el Estado, promulgó una serie de medidas de excepción que liquidaron la libertad de opinión, prensa y asociación, poniendo fuera de la ley a la mayor parte de la oposición.
En un ambiente de amenazas se celebraron los comicios en marzo de 1933. Éstos dieron la mayoría (44 %, 288 diputados) al NSDAP. Hitler, una vez excluidos los comunistas, forzó al Parlamento a que le concediese poderes especiales durante 4 años.
A partir de ese momento, procedió a desmontar el régimen democrático de Weimar. Fueron prohibidos los partidos políticos, quedando únicamente como legalmente reconocido el Partido Nazi. Se limitaron los derechos de reunión y expresión, la prensa fue censurada, se elaboraron listas de libros prohibidos, etc. Texto. Las leyes del nuevo Estado nazi. Decreto-ley del presidente del Reich para la protección de la nación y el Estado. De 28 de febrero de 1933
Miembros de las SA y estudiantes queman libros públicamente en Berlín. Mayo de 1933. Ampliar imagen
Quema de libros en Berlín. 1933
Einstein y otros emigrantes. Pintura de  B. Shahn, 1936. Ampliar imagen
Einstein en el exilio. Pintura
Se creó la Gestapo, policía política destinada a controlar y eliminar a los opositores. Parte de los intelectuales hubo de exiliarse del país y los funcionarios considerados no afectos al nazismo fueron depurados. Texto. El exilio de intelectuales y científicos. A. Einstein. Mis ideas y opiniones. Marzo de 1933
El siguiente paso en la senda por el control absoluto del poder se dio con la eliminación de las facciones revolucionarias existentes dentro del propio Partido Nazi. La más importante, sin duda, la constituían las SA, grupo paramilitar dirigido por Ernst Röhm, que esgrimía como principio la abolición del capitalismo mediante una revolución.
Hitler en uniforme de las SA. Ampliar imagen
Hitler SA
Ernst Röhm, líder de las SA, víctima durante la "noche de los curchillos largos". Ampliar imagen
Ernst Röhm
nst Röhm ("Noche de los cuchillos largos"). Sonido: diálogos en francés
El proceso de integración del Partido Nazi en las estructuras de poder tradicionales, encontró en esta organización un estorbo, por lo que Hitler decidió destruir su poder mediante la eliminación de sus líderes.
La acción se llevó a cabo durante la denominada “noche de los cuchillos largos” (30 de junio de 1934), en el transcurso de la cual fueron asesinadas más de 200 personas ligadas a las SA.
Los grandes empresarios y la derecha más reaccionaria se sintieron aliviados respecto a las intenciones de Hitler y acercaron sus posturas a su política que, a partir de entonces, quedaba desprovista de cualquier tipo de reivindicación subversiva o revolucionaria.


El Estado nazi
El nuevo parlamento emanado de las urnas en marzo de 1933 confirió a Hitler, mediante decreto, plenos poderes durante cuatro años. Ello implicó la aniquilación del sistema democrático y la actividad de los partidos. El nazismo entre 1933 y 1935. Idioma: inglés
La muerte del presidente Hindenburg, en agosto de 1934, selló el destino de la República de Weimar, que fue reemplazada por una nueva estructura estatal, el Tercer Reich (Tercer Imperio Alemán), significado por su totalitarismo y supeditado a la dictadura personal de Adolf Hitler.
Adolf Hitler (189-1945). Ampliar imagen
Adolf Hitler
Desfile del ejército alemán ante Hitler en 1934
Éste pasó a ostentar la Jefatura del Estado -cargo vacante tras la muerte de Hindenburg- por medio de un referéndum que le concedió un 88% de votos favorables.

La acción del Tercer Reich se resolvió en los siguientes campos:

La acción del Estado nazi en el campo político
La acción política llevada cabo por Hitler se materializó en la creación de un régimen totalitario, que eliminó del campo político y social cualquier rastro de oposición.
Adolf Hitler (1889-1945). Ampliar imagen
Adolf Hitler
Se valió para ello, en un primer momento, del juego político democrático complementado con el uso de la violencia; más tarde, de la fuerza de una dictadura personalista, impuesta a través del empleo sistemático del terror. Texto. El antiparlamentarismo nazi. J. Goebbels. Artículo en Der Angriff. 1928
La trascendencia de estos hechos sobrepasó el ámbito del Estado alemán y afectó de forma significativa al terreno internacional, ya que la agresiva política nazi contribuyó de forma clara a tensar las relaciones durante los años 30 y a desencadenar una Segunda Guerra Mundial.
La política internacional de Hitler se consagró desde sus inicios en censurar el Tratado de Versalles.
A raíz de su firma, un amplio sector del ejército y la derecha acusó a los nuevos gobernantes de haber traicionado a Alemania, haciéndolos responsables de lo que consideraban una paz vergonzosa realizada a espaldas del pueblo. Texto. La guerra de 1914 y las ansias de revancha de Hitler. Mi lucha.1924
Firma del Tratado de Versalles. Junio de 1919. Ampliar imagen
Tratado de Versalles. 1919
En el mapa Alemania, en blanco, aparece rodeada de potencias armadas hasta los dientes, mientras que el ejército alemán cuenta con escasos efectivos. Ampliar imagen
Crítica a la desmilitarización alemana
Desde entonces denunciaron el Tratado y lucharon por revisarlo, especialmente, en lo concerniente a las cesiones territoriales que Alemania se había visto obligada a efectuar y a las cláusulas de desmilitarización de su territorio.
El eje fundamental de sus relaciones con el exterior estuvo constituido por una política expansionista y pangermanista (unión de todos los alemanes) que sirvió de instrumento para llevar a la práctica la teoría del “espacio vital”, necesaria para asegurar el desarrollo demográfico y económico de Alemania.
Población germanófila de la región checoslovaca de los Sudetes, portando símbolos nazis, tras la anexión de su territorio a Alemania en 1938. Ampliar imagenAnexión de los Sudetes
En octubre de 1934 Alemania abandonó la Sociedad de Naciones y la Conferencia de Desarme, rompiendo así con el orden internacional instituido. Texto. Hitler denuncia la acción de la Sociedad de Naciones.  Discurso de Hitler pronunciado en el Reichstag. 20 de febrero de 1938
Su política se hizo cada vez más agresiva, materializándose en un enérgico rearme cuya evidente motivación, además de la económica, era la preparación para la guerra. Texto. Ideario de la Sociedad de Naciones
Edificio de la Sociedad de Naciones en la actualidad. Ampliar imagen
Edificio de la Sociedad de Naciones
Cartel del propaganda nazi para el referendum de devolución del Sarre. 1935. Ampliar imagen
Referéndum
En 1935, tras un referéndum, celebrado en un ambiente de intimidación y violencia, Alemania recuperó la zona del Sarre que permanecía controlada por la Sociedad de Naciones desde el término de la Primera Gran Guerra. Este acto fue acompañado de la reinstauración del servicio militar obligatorio, que había sido expresamente prohibido en los tratados de paz de 1918.
En 1936, incumpliendo el Tratado de Locarno de 1925, el ejército alemán entró en la zona desmilitarizada de Renania, rompiendo así con el espíritu conciliador que dicho pacto había alcanzado. Texto. Palabras conciliadoras de  Aristide Briand (político y primer ministro francés) sobre el Tratado de Locarno
Mediante el llamado “Pacto Antikomintern” Alemania estrechaba sus vínculos con Japón. Ambas potencias se comprometían a perseguir y reprimir cualquier tipo de actividad relacionada con el comunismo de la Tercera Internacional (Komintern). En realidad tras ese tratado se fijaban las bases de una estrecha colaboración diplomática en momentos en que ambos estados estaban necesitados de apoyos para llevar a cabo su política agresiva, al margen del derecho internacional.
Las potencias democráticas permanecieron impasibles ante iniciativas como esa. Por contra, la Italia de Mussolini la apoyó.
La ciudad vasca de Gernika tras el bombardeo aéreo alemán llevado a cabo por la Legión Cóndor el 27 de abril de 1937. Ampliar imagen
Gernika tras el bombardeo de 1937
Italia y Alemania intervinieron decisivamente en la Guerra Civil Española (1936-1939) respaldando al general Franco, rebelado contra el gobierno legítimo de la Segunda República, bajo el pretexto de apoyarlo en su lucha contra el bolchevismo internacional.
En marzo de 1938 Austria era anexionada al Tercer Reich, concluyendo una de las máximas aspiraciones de Hitler, el "Anschluss" o agrupación política de todos los hermanos alemanes.
Sello conmemorativo del Anschluss. Ampliar imagen
El Anschluss
Anexión de Austria (Anschluss). En la segunda parte del videoclip. La primera contiene imágenes y comentario de la ayuda alemana al general Franco en la Guerra civil de España. Idioma: inglés
Chamberlain (RU), Daladier (Francia), Hitler (Alemania) y Mussolini (Italia), tras la firma del Pacto de Munich (1938). Ampliar imagen
Los firmantes del Pacto de Munich
Conferencia de Munich. Septiembre de 1938. Sonido: inglés
Más tarde, en octubre del mismo año, invadió con el beneplácito de Francia, Reino Unido e Italia, expresado en el Pacto de Munich, los 28.000 km2 por la que se extendía la región de los Sudetes (Bohemia y Moravia), bajo la soberanía de Checoslovaquia y donde residían unos tres millones de personas de ascendencia alemana, deseosos de pertenecer al Reich.
En marzo de 1939 invadió el resto de Checoslovaquia, fundando con sus territorios un Protectorado dependiente del III Reich. Anexión de Checoslovaquia. Celebración nazi en Praga
Finalmente, el 1 de septiembre de 1939, sin declaración previa de guerra, invadió Polonia, provocando con ello el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Tropas alemanas irrumpen en la frontera polaca. Ampliar imagen
Invasión de Polonia Invasión y derrota de Polonia. Audio en alemán

La acción del Estado nazi en el campo económico
La I Guerra Mundial supuso para Alemania un importante descalabro económico. Durante la posguerra las dificultades se vieron agravadas por el desembolso de fuertes sumas como reparación de guerra a los vencedores.
El principal problema con que se enfrentó el Estado fue la hiperinflación. Ésta afectó al tejido económico y golpeó a amplias capas de la sociedad, especialmente a asalariados, funcionarios, pequeños ahorradores y pensionistas.
Niños alemanes jugando con fajos de billetes durante la hiperinflación. 1923. Ampliar imagen
Hiperinflación
Escenas de Berlín en 1927

A partir de 1924 la situación mejoró, pero unos años más tarde, el crac de 1929 y sus repercusiones, hundió de nuevo la economía alemana.
Cartel nazi para las elecciones a la presidencia de la República en 1932. La leyenda dice: "Nuestra última esperanza". Hitler. Ampliar imagen
Cartel nazi
La principal secuela de la crisis, el desempleo, golpeó con especial virulencia a las clases media y obrera que, en cierta medida, se arrojaron a los brazos del nazismo. Hitler prometía incesantemente que resolvería los problemas de manera rápida y eficaz cuando alcanzase el poder. Texto. El apoyo de la clase obrera al nazismo. G.D. Cole. Historia del pensamiento socialista. Socialismo y fascismo, 1931-1939
Cuando eso sucedió puso en marcha una serie de medidas cuyo efecto se vio reforzado por el cambio favorable en la coyuntura económica internacional: arbitró créditos a las regiones que acometiesen obras públicas y crearan empleo, incentivó el abandono del trabajo femenino en beneficio del masculino, impuso un período de trabajo sin remuneración a los jóvenes con edad comprendida entre los 18 y 25 años.
Cartel nazi de fomento de la economía, en este caso, del ferrocarril. Ampliar imagen
Ferrocarril
Finalmente, reintrodujo el servicio militar obligatorio, lo cual alivió la presión del desempleo en aquellos que lo cumplían. Repercusiones de la militarización sobre el empleo
Cartel anunciador de una feria agrícola en Kiel. 1937. Ampliar imagen
Feria agrícola
La economía alemana bajo el nazismo estuvo condicionada por los intereses del Estado. Pero, a diferencia de la URSS, se mantuvo el sistema capitalista y con él la propiedad privada. Al igual que en el régimen fascista italiano las grandes empresas ni la banca fueron nacionalizadas.
La tierra permaneció en manos de los grandes terratenientes y las condiciones de trabajo de los campesinos no mejoraron sensiblemente.
Hitler hizo hincapié en el desarrollo de la industria pesada y química, en manos de grandes grupos industriales (Krupp, Vögler, Boch, Siemens, etc), preparados para hacer frente al programa de rearme del ejército alemán, fundamental para garantizar una política internacional agresiva y expansionista.
Albert Speer y Ferdinand Posrche visitan una fábrica de carros de combate Tiger. Ampliar imagen
Speer y Porsche visitan una fábrica
Carros de combate alemanes. Segunda Guerra Mundial
Poster nazi para las elecciones al Reichstag de noviembre de 1932. La leyenda reza: "Trabajo y comida a través del nacionalsocialismo". Ampliar imagen
Cartel nazi
En 1936 se puso en marcha un Plan Cuatrienal, cuyo director, Goering, ponderaba la militarización de Alemania con vistas a una futura guerra. Obviaba principios esenciales del capitalismo como el coste y el beneficio empresarial, dando prioridad a la consecución de la autarquía que permitiese el autoabastecimiento de alimentos y materias primas durante el conflicto.
Esta política acrecentó el poder de los magnates de la industria militar, que conseguirían por medio de la guerra enormes beneficios, acrecentados por la política de saqueo de territorios conquistados y el empleo de mano de obra esclava o semiesclava en sus factorías.
Prisioneros realizando trabajos forzados en el campo de concentración de Buchenwald. Ampliar imagen
Trabajos forzados en Buchenwald
El principal cliente de la producción fue el Estado. Para financiarla el III Reich recurrió a una política de endeudamiento que en 1938 ascendía a la astronómica suma de 31.000 millones de marcos.


La acción del Estado nazi en el campo social
El nazismo mantuvo el capitalismo como sistema económico y social. Hitler se apoyó en los grandes empresarios para ascender y consolidarse en el poder, en tanto que sobre la clase obrera recayó la tarea de reconstruir la economía alemana, maltrecha tras la Gran Guerra y la crisis de 1929. Texto. El apoyo del gran capital a Hitler. A. Krupp. Declaración en el Proceso de Nuremberg. 1948
Familia Krupp, una de las más poderosas de Alemania. En el centro, Gustav. Ampliar imagen
Familia Krupp
Poster nazi anunciando una feria agrícola. 1933. Ampliar imagen
Poster agrícola
El apelativo “socialista”, presente en las siglas del Partido Nazi, careció de un significado real y constituyó una mera argucia dirigida a atraerse a un importante sector de la sociedad. La estructura de la propiedad, especialmente la agraria, no sufrió cambios respecto a épocas precedentes y los grandes terratenientes mantuvieron su influencia, siendo uno de los puntales del régimen.
A medida que el rearme alemán fue incrementándose se produjo una perfecta fusión entre los jerarcas nazis y los empresarios relacionados con la industria militar.
El renacimiento económico alemán se realizó a costa de los bajos salarios, un ritmo creciente de trabajo y la absoluta desarticulación organizativa de los trabajadores: los sindicatos de clase y las asociaciones políticas fueron prohibidos.
Propaganda del Servicio de Trabajo. El servicio de trabajo se introdujo en 1935 para aquellos jóvenes con edad comprendida entre los 18 y 25 años, por un período de 6 meses. Ampliar imagen
Servicio de trabajo
La organización del trabajo en la Alemania nazi. Propaganda
Cartel publicitando el Volkswagen. A iniciativa de Hitler se diseñó el Volkswagen, "el coche del pueblo" como propaganda del régimen. La leyenda dice: "Por 5 marcos a la semana, tú podrás tener coche tAmpliar imagen
"El coche del pueblo"
El Volkswagen. Idioma: inglés
La organización de las empresas se estableció sobre la base de una profunda jerarquización que, a pesar del empeño que el régimen puso por disimular mediante iniciativas de carácter propagandístico como el acceso de todos los alemanes a la motorización, agudizó las diferencias entre trabajadores y empresarios.
La contrapartida fue la erradicación del desempleo, que sirvió a Hitler para hacerse acreedor del favor de una buena parte de los obreros en paro. Éstos prefirieron ocupar un puesto de trabajo en ausencia de democracia que la libertad sin él.
La sociedad sufrió un proceso de homogeneización que desembocó en la persecución y eliminación de elementos izquierdistas, minorías raciales (gitanos o eslavos), homosexuales, deficientes mentales y, de forma especial, judíos.
Dos nazis colocan un rótulo en el escaparate de una tienda judía. Éste dice: alemanes, resistid, no compréis a los judíos. Ampliar imagen
Boicot a los empresarios judíos
Éstos últimos, muy activos en la vida económica y social de Alemania fueron segregados del resto de la población y les fueron impuestas leyes discriminatorias que arruinaron su normal desarrollo político, social y económico.
Cartel propagandístico del DAF (Frente Alemán del Trabajo). Ampliar imagen
Cartel del DAF
En sustitución de los sindicatos, suprimidos en mayo de 1933, se creó el Frente Alemán del Trabajo, presidido por Robert Ley, que reunía en su seno tanto a trabajadores como a empresarios y prescindía de la lucha entre clases esgrimida por las organizaciones de inspiración marxista.
Llegó a contar con 25 millones de afiliados y gran influencia dentro del entramado estatal.
La política social se llevó a la práctica mediante una intensa acción de tutelaje sobre los trabajadores, que fue más allá incluso de su vida laboral. Para ello fueron planificadas numerosas actividades culturales (cine, teatro, deportes, viajes, etc), cuya misión era identificar a las masas con el régimen y potenciar una falsa imagen de igualdad entre sus miembros y los de la clase dominante.


La acción del Estado nazi en el campo ideológico
Elemento clave de la ideología nazi fue la cuestión racial.
Mein Kampf. Ejemplar de una edición de 1925. Ampliar imagen
Mein Kampf
Hitler hablaba en su Mein Kampf de la existencia de razas superiores y razas inferiores. El pueblo alemán pertenecía al primer grupo.
Para evitar su contaminación y conservar la pureza racial era menester proceder a una profunda segregación. Texto. El Estado racista nazi. Adolf Hitler: Mein kampf
Especialmente peligrosa estimaba que era la raza judía, a la que calificaba como degenerada y causante de gran parte de los males de Alemania.
EL ANTISEMITISMO (odio a los judíos) existía en Europa desde hacía siglos. Pero los nazis lo elevaron a la máxima categoría.
Viñeta antisemita. La leyenda dice: "Donde hay algo podrido, aparece un judío". Ampliar imagen
Dibujo antisemita

Tropas alemanas desfilando durante la invasión de Polonia. 1939. Ampliar imagen
Invasión de Polonia
Concentración de Juventudes Hitlerianas
Otro ingrediente esencial de esa ideología era la cuestión del “espacio vital”. Según esta teoría, Alemania necesitaba expandirse allende sus fronteras para canalizar su crecimiento demográfico y potenciar su desarrollo económico.
Para ello era preciso quebrantar las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles y conquistar territorios, especialmente en el oriente europeo, a costa de los pueblos eslavos, Polonia y el inmenso territorio soviético.
La educación se utilizó como instrumento de adoctrinamiento en los ideales del nazismo. Todos sus niveles se vieron sometidos a un riguroso control y los profesionales de la enseñanza fueron depurados y encuadrados en una estructura de carácter pseudomilitar. Los programas de estudios se desarrollaron bajo las premisas de un profundo racismo.
Cartel de las Juventudes Hitlerianas. La leyenda dice: "Cuidad de los escolares". Ampliar imagen
JJ. Hitlerianas
Concentración de Juventudes Hitlerianas
Cartel sobre arte degenerado en una exposición celebrada en Munich en 1937. Ampliar imagen
Cartel sobre arte degenerado
La cultura en general y el arte en particular, experimentaron una profunda selección, siendo reprobado y perseguido el llamado “arte degenerado” ("Entartete Kunst"). Bajo este epígrafe se clasificaron las tendencias vanguardistas (cubismo, dadaísmo, fauvismo, impresionismo, etc) y artistas como Picasso, Van Gogh, Munch, Kandinsky, Klee, entre otros.
En 1937 se celebró una exposición en Munich cuyo objeto era recuperar lo que Goebbels había calificado como “esencia del arte alemán”. En ella predominó el estilo figurativo y géneros como los bodegones, los paisajes y la figura humana a través de la cual se exaltaba el ideal de belleza y perfección de la raza aria.
Hitler visita la Gran Exposición de Arte Alemán celebrada en Munich. 1937. Ampliar imagen
Gran exposicióm de Arte Alemán. 1937
En 1933 fue instituida la Cámara de la Cultura del Reich, de la que pasaron a depender siete organismos: cine, teatro, música, prensa, radio, literatura y arte, y en la que debían inscribirse de forma obligatoria los profesionales que desarrollaran alguna de esas actividades.
Los libros y la prensa fueron estrechamente vigilados por medio de la censura, prohibiéndose la publicación de aquellos ejemplares juzgados como depravados o atentatorios contra el régimen.
Bertolt Brecht. Poeta y dramaturgo alemán. Hubo de exiliarse en 1933. Sus obras fueron quemadas y prohibidas por el régimen nazi. Ampliar imagen
Bertolt Brecht
Se quemaron públicamente miles de volúmenes, como aconteció el 10 de mayo de 1933. Numerosos escritores debieron huir (Thomas Mann, Bertolt Brecht, Stephan Zweig y otros).
La censura se extendió también a otras manifestaciones expresivas como el cine o la radio. Texto. El racismo antisemita nazi.  Thomas Mann. Diarios, 1918-1936
El régimen invirtió grandes esfuerzos en el control y adoctrinamiento de la juventud. Ésta fue encuadrada en organizaciones, entre las que destacó la de las "Juventudes Hitlerianas", a cuyos miembros les eran inculcados los principios del nazismo. Se hizo énfasis en el cuidado físico y deportivo, por ser considerados medios idóneos para el mantenimiento de una raza sana y fuerte, base del futuro ejército alemán. Texto. La educación nazi. Adolf Hitler. Mein kampf. 1924
Poster de las Juventudes Hitlerianas. Ampliar imagen
JJ. Hitlerianas
Ejercicios gimnásticos femeninos
Discurso de Hitler ante los jóvenes
Todas esas organizaciones fueron sometidas a una rígida disciplina castrense.
Poster cuyo contenido hace referencia a la fertilidad. Ampliar imagen
Apoyo a la maternidad
El papel de la mujer, aunque en menor medida que en otros regímenes similares, se circunscribió a la esfera doméstica y su función principal quedó reducida a la de engendrar y educar a los hijos. Desde niños, hombres y mujeres eran separados y encuadrados en razón a su sexo.
Se ensalzó el papel de madre y se instituyó una festividad para conmemorarlo, llegándose a conceder premios a la fertilidad a aquellas mujeres que lograsen una mayor descendencia.
Determinadas libertades que habían sido conquistadas por la mujer durante la República de Weimar fueron suprimidas y sus puestos laborales ocupados por los varones. Solo cuando durante la II Guerra mundial escaseó la mano de obra, se acudió de nuevo a las mujeres como sustitutas de los varones.
Junto con el terror, la propaganda fue empleada como forma de imponer las ideas.
Se generalizó la celebración de imponentes concentraciones de masas, presididas por Hitler y los máximos dirigentes del partido donde, en un ambiente de enardecido patriotismo donde se enarbolaban los símbolos nazis (estandartes y banderas con la esvástica, saludos marciales, etc).
Desfile nazi. Ampliar imagen
Desfile
Concentración nazi celebrada en Nuremberg, en 1934. Ampliar imagen
Concentración nazi
Despliegue de banderas en un acto celebrado en Nuremberg
Se construyeron escenarios permanentes para este tipo de manifestaciones, como el diseñado por Albert Speer -el más prestigioso arquitecto del régimen- en Nuremberg, que contaba con estadio, sala de congresos y amplias avenidas para el desarrollo de desfiles.
La arquitectura se empleó como instrumento de enaltecimiento del régimen. Surgieron fastuosos proyectos, como el de Germania, diseñado por Speer, una ciudad dotada de formidables edificios y avenidas, destinada a ser la nueva capital del mundo.
Maqueta de Germania. En la imagen, edificio coronado por una imponente cúpula destinado a servir de sala de congresos. Ampliar imagen
Proyecto de ciudad
Recreación informática de Germania, la nueva capital del Reich. Idioma: portugués
La Segunda Guerra Mundial truncó la realización de dicho sueño.
Cartel que representa a Hitler saludando a los niños. Ampliar imagen
Hitler
Desfile conmemorativo de A. Hitler, celebrado el 20 de abril de 1939
En el centro de todos esos fastos se situaba la figura del Führer. Incluso los Congresos del Partido, desprovistos de un verdadero carácter deliberativo, se convocaban para exaltar su figura. Se alteró el calendario laboral y se instituyeron nuevas festividades como la que conmemoraba el cumpleaños de Hitler.
Su imagen se representó hasta la saciedad en las más diversos escenarios y actitudes: militar, político, familiar, paternal, etc.
Figura insustituible en la organización del aparato propagandístico del régimen fue Joseph Goebbels. Mediante inflamados discursos radiofónicos y artículos de prensa, cargados de antisemitismo y xenofobia, encandiló a las masas.
Joseph Goebbels (1897-1945). Ministro de Propaganda del Tercer Reich. Ampliar imagen
Joseph Goebbels
Joseph Goebbels en un discurso de 1945 proclamando la futura victoria de Alemania
Durante la II Guerra Mundial sus alocuciones se esforzaron en sostener la moral del pueblo alemán alentándolo a una heroica resistencia, cuando ya era inevitable la derrota del Tercer Reich.
El obispo Muller en 1933 entre miembros de las SA, saludando. Ampliar imagen
Eclesiástico saludando al estilo nazi
Respecto a las relaciones con la Iglesia, los nazis intentaron controlar las dos confesiones más importantes de Alemania, la Evangélica (mayoritaria) y la Católica. Con la Santa Sede firmó un acuerdo en julio de 1933 que regulaba las relaciones entre ambas instituciones y contribuyó a incrementar el prestigio internacional del régimen.
A la postre, sin embargo, esas relaciones se enfriaron, ya que una parte del clero recelaba del control que Hitler ejercía sobre el Estado y los métodos que utilizaba para perpetuarse en el poder.

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